Ambientado en tierras arraigadas en la antigua mitología persa, el Príncipe se encuentra en el centro de una épica batalla entre las fuerzas de la Luz y las de la Oscuridad: El Dios de la Luz, Ormazd contra su hermano Ahriman, el destructivo Dios de la Oscuridad. El Príncipe llega justo a tiempo para ser testigo de la destrucción del Árbol de la Vida –un acto que amenaza con sumergir todo el Mundo en la eterna oscuridad. Será el Príncipe junto con Elika, una compañera mortal, el que libere al mundo de esta Corrupción tan diabólica, manifestada en una sustancia negra que contamina el cielo y la tierra.
El juego a perdido dificultad frente a las anteriores entregas, y los combates se han simplificado, dejando un estilo más de plataformas, dentro de la aventura, y que además da mucha más importancia a las ya típicas acrobacias del príncipe.
En las peleas, como anteriormente, no habrá luchas contra varios oponentes a la vez. Además, la mayoría de los combates serán en forma de jefes finales, a los cuales será más importante buscar la forma de matarlos que dar golpes a lo loco. El sistema de combos es algo escaso, pero los que hay son increíblemente sorprendentes y efectivos.
Además, el poder de Elika de revivir, evitará que haya gran emoción durante las luchas.
Las exploraciones de los mapas, que son espectaculares, han perdido también mucha complicación, ya que los caminos te vienen prácticamente marcados. En contraposición a esto, los puzzles son igualmente de divertidos y entretenidos que en el pasado.
Visualmente es imposible no quedar fascinado. El motor de Assassin’s Creed permite que los mapas, enormes todos ellos, posean un nivel de realismo y una cantidad de detalles muy cuidados. Además, los mapas, al principio oscuros y tenebrosos, sufrirán un cambio espectacular al ser sanados, que conseguirá atraparnos en su belleza.
Las animaciones de los personajes, harán parecer que más que un juego es un película de animación en movimiento.
Por último, el score musical, es digno de alabanza, metiéndonos perfectamente en el exótico entorno en el que se desarrolla el juego.
Black-R